LA CONCEPCIÓN VIQUIANA DE «SOCIEDAD CIVIL»
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el Estado. Por supuesto, si el
individuo
se considera naturalmente corno
un elemento aislado y ajeno al Estado, con elio, inevitablemente, la con
cepción que el Estado tenga de sì mismo sera idèntica, pero reflexiva-
mente invertida, a la suya, y entonces si deviene, de hecho, en instru
mento o màquina de gestión o de coerción, segun la visión que de él se
tenga. Pero, por encima de estas formas de la reflexión del entendi
miento, conviene hacer un esfuerzo - si se quiere - estètico o fantàstico,
a fin de
imaginar
, con Vico, cómo, una vez que los hombres - estupe-
factos ante el estruendo -, levantaron la mirada para contemplar35 en el
cielo el primer rayo de la tormenta y, en aquel preciso instante, se con-
templaron, en la inmensidad del espejo celestial, a
si mismos,
no ya co
mo individuos sino como comunidad social y,
al mismo tiempo,
politica.
Un sentimiento de terror ante el fogonazo y el estruendo, que brota-
ba de entre los cielos infinitos, fue la primera y màs potente premisa pa
ra el surgimiento de la organización de la sociedad, pues, a partir de en
tonces, los hombres transformaron sus vicios en medio para su preser-
vación, organización y progresiva configuración de sus estructuras juri
dicas y politicas.
De hecho, Jùpiter fue el primer Dios, llamado por los griegos
Ious
o
Jus,
de donde proviene la expresión
Justicia (Ius-titia).
Igual que Jùpiter
fulminò y abatió a los gigantes, la Justicia del Estado tiene por finalidad
domesticar y educar a la sociedad civil:
Està autoridad divina asi constituida tuvo corno consecuencia la autori-
dad humana, con todo el ropaje filosòfico de propiedad de la naturaleza hu
mana... la felicidad de Dios no depende de los otros [...] el triunfo de la vir-
tud no puede ser arrebatado por la envidia [...] Dicha autoridad consiste en
el libre uso de la voluntad, siendo el intelecto una potencia pasiva sujeta a la
verdad: pues los hombres de estos primeros momentos de las cosas huma
nas comenzaron a practicar la libertad del arbitrio humano de controlar los
impulsos del cuerpo, para aquietarlos de hecho o darles una direcciòn màs
apropiada [...] de ahi que los gigantes se liberaran del vicio bestiai de andar
vagando por la gran selva de la tierra y se acostumbraran a un hàbito total
mente contrario, corno es el de permanecer escondidos y fijos durante una
larga època dentro de sus grutas [...] A està autoridad de naturaleza huma
na le siguió la autoridad del derecho naturai: al ocupar y permanecer fijos
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«Los romanos llaman
contemplari
a la acción de observar las partes del cielo por don
de venian los augurios o donde se veian los auspicios, regiones que, descritas por los augures
con sus lituos, se llamaban
tempia coeli
, de ahi debieron proceder las primeras cosas divinas
o sublimes para ser templadas, que desembocarian en las cosas abstractas metafisicas y mate-
màticas. Lo que constituye la historia civil de la frase:
A love principium musae
(De Jùpiter
proviene el principio de la sabiduria) (
Cn44
, voi. I, pp. 169-170).