LA CONCEPCIÓN VIQUIANA DE «SOCIEDAD C1V1I.»
171
Empero:
[...] han faltado en la mitad, tanto los filósofos que no verificaron sus ra-
zones con la autoridad de los filólogos, cuanto los filólogos que no se preo-
cuparon de apoyar su autoridad con la razón de los fìlósofos[...]41.
Quien, corno dice Croce,
Quien crea en la dócil inocencia de los pueblos salvajes, los mirarà con
cara sonriente, con la boca piena de buenas palabras, llevando en las manos
el abecedario y el catecismo de los derechos y deberes; quien crea en cam­
bio en los «bestiones» viquianos, adoptarà procedimientos un tanto màs se­
veros y, tal vez, el hierro y el fuego.
Pero en todo caso: quien piensa, corno Vico, que «las costumbres va-
len màs que las leyes» y, conjuntamente, que «las costumbres no se mo-
difican de golpe, sino por grados y con el tiempo», no se inclinarà al fà-
cil legiferar y no se eludirà para poder plasmar lo nuevo de la humani-
dad sobre un modelo subjetivo42 .
En la primera època de la humanidad domina la autoridad. Sólo pro-
gresivamente se va instaurando una mayor libertad politica. El nacimien-
to de la sociedad civil, en consecuencia, es el resultado de una progresi-
va conquista del
hacer
respecto de la progresiva disminución de la auto­
ridad. Cuando los hombres no saben gobernarse a si mismos y a sus ins-
tintos, les es menester imaginar fuerzas superiores ante las cuales se do-
blegan, lo que determina por generar un amplio espectro que les permi­
te preservar la propia
esperie.
Un espectro, corno dice Vico,
providencial,
y que no es màs que la producción continua de la totalidad del curso de
la historia de las naciones. Sólo entonces el hombre llega a descubrir que
no puede permanecer en la tierra sino
en el seno de su rebano.
Ahi donde la racionalidad es corta, limitada, la fantasia es amplia, ili-
mitada; ahi donde el temor no ha sido asimilado y transformado cons-
cientemente en respeto y norma de convivencia - en una expresión: en
formación cultural -, la necesidad se desborda para devenir voracidad;
las pasiones se desatan y las costumbres se hacen violentas. No hay lu-
gar para las medianias empiricas, ni para los modelos teorético-formales
que trazan geometrias deductivas ymetódicas, màs cercanas al deber que
a
lo que ha sido y a lo que es.
En realidad, el Estado de Naturaleza, màs
que una ficción creada por los iusnaturalistas, es una inversión de la re-
41 Ivi, p. 105.
42 B.
C
ro ce
,
La.filosofia di G. B. Vico,
Bari, 19734, p. 101.
1...,161,162,163,164,165,166,167,168,169,170 172,173,174,175,176,177,178,179,180,181,...272